Hoy vamos a hablar de un
concepto muy manido en el fútbol, y muy concretamente en el fútbol
base: el método. A nadie se le escapan los largos debates sobre cuál
es el más eficaz para que los jóvenes jugadores asciendan peldaños
en su formación hasta llegar al fútbol adulto.
Hace años el líder en
este concepto era el analítico. Aislar determinados aspectos del
juego, para entrenarlos por separado y finalmente aplicar al 11x11.
Poco a poco se fue imponiendo el denominado integrado. Su punto de
partida es que el juego tiene cuatro partes: técnica, táctica,
psicológica y condicional. Lo que hacen los defensores de este
método es unir varias de estas partes, o todas, a la hora de
entrenar para luego aplicar también al 11x11.
método de entrenamiento Foto: entrenadordefutbol.blogia.com |
Considero que el
defensor de lo analítico va de frente. Puedes estar más o menos de
acuerdo pero al menos sabes que lo que pregona lo aplica. Entiende
que el juego se puede despiezar, entrenar cada fragmento y luego
uniendo todo alcanzas una buena preparación para el 11x11. Sin
embargo el integrado me parece un analítico camuflado, un
“aparentador” (sé que no existe la palabra, es una invención
propia para designar a entrenadores que buscan aparentar
lógicamente). Quiere parecer “moderno”, distanciarse de sus
antecesores a los que tacha de antiguos, y sin embargo parten de una
denominación del método ya errónea para su discurso. Si realmente
el juego es un todo, no puedes integrar nada ya que no se puede
desintegrar de ese todo. No puedes fragmentar nada. Por tanto la idea
de la que nace el método es la misma, que el juego puede separarse
en partes. Lo que pasa que intentan hacernos creer que evolucionaron
más porque meten siempre el balón para entrenar y se pavonean de
engañar al futbolista. Realizan posesiones cuyo único objetivo es
el condicional. Introducen la pelota en el ejercicio y así los
jugadores “no se dan cuenta” de que están corriendo. Como si
éstos no fueran conscientes de lo que realmente les están haciendo.
Pero la aculturación es tan grande que los propios jugadores ya
demandan el engaño. Prefieren vivir bajo el embuste con tal de
disponer del premio de entrenar con la pelota de por medio.
El ser humano busca
certezas. Se siente inseguro ante lo desconocido. Dudar de los dogmas
establecidos genera desconfianza e incluso descalificación. No
queremos que nos tambaleen los cimientos de nuestro conocimiento.
Tenemos miedo de mirar más allá y de que los demás lo hagan. Pero
esto es imprescindible, ya que si no hubiera habido personas que se
cuestionaron cosas en las que toda la comunidad creía firmemente no
habría progreso. Por tanto, más que reirnos de este tipo de
personas, debemos estarles agradecidos. No “vienen a inventar el
fútbol” como se escucha muchas veces, sino que trasmiten sus ideas
y buscan mejorar. De todas maneras, desde este artículo no pretendo
descalificar a nadie porque el respeto por las ideas de cada uno es
fundamental, y aunque suene a sentencia lo que digo, es simplemente
opinión personal.
Método futbolístico
(el término no es de mi cosecha obviamente; lo he leído y escuchado
en numerosos foros). Es el futuro para mí. El futuro, el presente y
el pasado. Partir de lo que son los jugadores para dejarles mostrar
todo su potencial. Tendemos a pensar que los jugadores de base deben
dominar una serie de conocimientos según cada edad. Estoy de acuerdo
pero tan sólo en parte. Ciertamente un infantil o un cadete debe
dominar el pase o la conducción, está claro. Pero no debemos
coartar sus posibilidades para potenciar supuestas virtudes que todo
jugador debe disponer. A veces acabamos por robotizar a los
jugadores. Debemos ayudarles a que saquen a la luz el potencial con
el que nacen. Como dice Óscar Cano, “el jugador se hace
descubriendo las capacidades con las que nace”. Y cada niño nace
con unas virtudes que debemos ayudar a que descubra y aproveche. Lo
que no tendríamos que hacer es clonar jugadores potenciando en todos
lo mismo.
Quizá soy yo el
equivocado, es posible. Pero me gustaría invitar a todos los
entrenadores de base a la reflexión. Para zarandear nuestros
conocimientos y modificar los mismos o para confirmar nuestras
convicciones. Dudad, buscad, preguntaros cosas... y todo esto nos
hará evolucionar. Pero sobre todo que nuestras limitaciones como
entrenadores no perjudiquen a los futbolistas del futuro. Que nuestro
inmovilismo intelectual no deteriore el talento de los más pequeños.
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