viernes, 14 de febrero de 2014

Entrenador por vocación

Ser entrenador de fútbol base es, sin dudarlo, una tarea realmente gratificante, llena de retos y de trabajo por delante. Enseñar, formar, observar la evolución y tratar de ayudar a que los pequeños progresen día a día con el fútbol como medio es una de las partes más enriquecedoras del mundo del fútbol y que, a los que nos apasiona, nos costará tener que dejarla algún día por algún motivo que nos lo impida.

Entrenar en fútbol base es una "profesión", entre comillas, realmente complicada y enriquecedora, ya que por mano de cada uno de los miles de entrenadores o formadores pasan muchos grupos de niños de lo más variado y de los cuales los técnicos se deben responsabilizar con el fin de aportarle, en el poco tiempo del que disponen, de sus mejores enseñanzas y consejos para enriquecerlos en su proceso formativo.

¿Cualquier entrenador es válido para la base?
Foto: Hambre de Fútbol
Es ahí cuando se aprecia el uso del fútbol base y de sus responsabilidades como un comodín en el que todo vale. Su importancia y consecuente responsabilidad por parte de los clubes no acostumbra a ir de la mano de esa necesaria suficiente valoración por parte de los mismos. Ese papel preponderante que debiera tener no acaba recibiendo la gratificación ni valoración suficiente, generalmente, dando de este modo cabida a todo y desde diferentes puntos de vista.

Surge así la duda, el título de este post, y es que unos de los máximos responsables de esta etapa crítica o de tan elevada importancia en la formación de los niños, son los entrenadores o formadores. No hay más que acercarse a un campo de entrenamiento y nos daremos cuenta de que los mejores entrenadores no están en la base, es suficiente con eso. No se puede entender, como en etapas tan claves para el desarrollo de estos pequeños, en todos los sentidos, no se cuente con gente suficientemente preparada o que al menos demuestre un componente vocacional que los diferencia claramente.

En este aspecto, el fútbol base, no puede dar cabida tan fácilmente a cualquier perfil de entrenador, los clubes tienen que ir más allá y tratar de encontrar gente que realmente tenga interés, disfrute y se apasione por formar, por enseñar y por tratar de mejorar cada día, por gente que se interese, que tenga ganas de aprender y que tengas unos objetivos e intenciones formativas más allá que las de sus propios reconocimientos a méritos personales. Un entrenador vocacional, en vez de tratar de rellenar una semana de entrenamientos con ejercicios sin ningún tipo de conexión ni objetivo formativo; tratará de aportar un sentido a todo, de buscar lo mejorar para adaptarlo a la edad y características de sus pequeños, tratará de ser mejor cada día, de aprender y conocer diferentes opiniones, de escuchar y de dar a los pequeños ese protagonismo que ellos merecen, entre otras muchas cosas.

Es por lo tanto necesario que sean los clubes los que exijan, los que pongan filtro de entrada y los que, desde ese punto fundamental, la elección de los mejores formadores de base, consigan un esfuerzo y pasión mayor en cada sesión y una mejora sustancial de la calidad de sus entrenamientos y resultados a L/P, que son los que valen la pena en este proceso formativo tan largo.

No hay comentarios :

Publicar un comentario